viernes, 25 de mayo de 2007


Estimados camaradas:

En éste espacio en el cual muy pocos jóvenes han tenido la oportunidad de hablar, pretendo hablar por los secundarios a quienes represento a través de la comisión nacional secundaria de la JDC y por que no también decir, por los actores sociales, los sin voz, los acallados por el sistema que no les permite avanzar, proponer ni dialogar. Hablo por los que marcharon y dando la cara al país criticaron como dice Benedetti: a esta sociedad de miseria y humo.

Pero debo acotar mis palabras al rol que cumplimos como democratacristianos en nuestro país, el cual inserto en un mundo que ha cambiado a una velocidad, realmente desconcertante, experimentado una serie de trasformaciones que parecen tener una profundidad trascendental.

Los Gobiernos de la Concertación han tenido grandes éxitos, ¡que duda cabe de eso!, el bienestar económico en muchas partes es indudable, vivimos en un mundo comunicado, sabemos lo que pasa a miles de kilómetros y al segundo lo que sucede, existen muchísimas convenciones y tratados de derechos humanos, sin embargo, no parece que seamos más felices. Tenemos una democracia aparentemente consolidada, pero que tiembla día a día, amenazada por la pobreza, la falta de oportunidades y la discriminación, ya sea étnico, sexual o socioeconómico. Frente a lo anterior, pareciera que como democratacristianos se han olvidado de éstas problemáticas sociales y de la impotencia y marginación que siente el pueblo chileno, desaprovechando éstas instancias de reflexión para discutir en conjunto nuestras posiciones y soluciones a los problemas que los aquejan.

Soy joven. Secundario. y democratacristiano, y pareciera que estuviese en peligro de extinción… la causa de esto es simple: la falta de consecuencia y la decadencia moral y programática que ésta afectando a la estructuras de nuestro partido. Si bien hemos logrado electoralmente mantenernos estables, hemos sufrido la perdida de la credibilidad ante el electorado juvenil, que nos ve como un partido de centro instrumental, capaz de hacer cualquier cosa con tal de obtener o conservar el poder, con militantes que cada día, y en mayor numero, se ven envueltos en diversos casos de corrupción, y por otro lado con un discurso cada día mas lejano de los valores y de las ideas que nuestra doctrina nos dictan.

Se les olvidó que lo importante era la búsqueda y la construcción de una nueva sociedad mas cristiana, se les olvido que somos un partido de vanguardia, Se les olvido que el poder es temporal, y que la vida eterna también se construye en esta tierra.

Tenemos que volver a ser como decía Tomic la espada y el escudo de los pobres, explicarle al país como lo hicimos en el pasado, que somos alternativa, que somos vanguardia y que para nosotros el mundo no es solo mercado y cifras macroeconómicas, que no somos la izquierda, que cree que todo lo soluciona el estado, ni la derecha que cree que la mano invisible del mercado es la que debe determinar la distribución de la riqueza, la cual genera al final profundas desigualdades. Tenemos que volver a gritarle al país que somos los democratacristianos, que convencidos, tolerantes y humildes queremos seguir aportando en la construcción de mejores sociedades, donde la libertad sea realmente capacidad de optar, donde no nos tengamos miedo entre nosotros y donde podamos vivir en paz y armonía a pesar de nuestras diferencias.

Por eso los llamo no solo a escucharnos entre nosotros, sino también al pueblo, a los chilenos que buscan desesperadamente solución a sus problemas, a los sindicatos que han logrado organizarse pese a las grandes obstrucciones jurídicas, a los estudiantes que lograron concientizar a todo el país de la deplorable política educacional del gobierno que nos estaba instruyendo y no enseñándonos a pensar.

Así sueño un partido, para eso estoy aquí, no por un bicentenario con nuevos cargos de gobierno, sino con un bicentenario haciendo política de verdad, no para nosotros, ni para el partido, sino para la sociedad entera. A eso los llamo, a eso los invitamos.

Muchas Gracias