viernes, 22 de marzo de 2013



Este domingo la Democracia Cristiana concurrirá nuevamente a las urnas para elegir la Directiva Nacional para los próximos dos años. Mucho se ha especulado respecto al verdadero clivaje que definirá esta elección, si la división entre orregistas y bacheletistas, progresistas y conservadores, guatones o príncipes etc., ninguno de los cuales al parecer ha calado hondo dado la composición de las listas en competencia.


El que a mi juicio ha acertado con mayor precisión es precisamente Ignacio Walker quien ha señalado que la elección del domingo será un verdadero plebiscito de su gestión, la que califica de positiva y que por ello él debiese ganar con holgura. Comparto con Ignacio Walker en que se trata de un plebiscito pero discrepo en que por ello debiese ganar, creo lo contrario por las siguientes razones:

 I.            La Directiva no ha actuado ni cumplido rigurosamente los Estatutos del Partido
Uno de los requisitos esenciales que se le exigen a cualquier Directiva es que cumpla con los estatutos que reglamentan no solo su actuación sino también la de los militantes que la integran. Tres situaciones ejemplifican como se ha debilitado la idea de estado de derecho al interior de la Democracia Cristiana estos dos últimos años:

La negativa a realizar el VI Congreso: Éste debe, no puede, realizarse cada 4 años según establece el Art. 30 del Reglamento y en circunstancias que el último se llevó a cabo el año 2007 a la actual Directiva le correspondía llevar a cabo su sexta versión. A esto se suma que la Directiva se negó a que la Junta ejerciera la facultad reconocida en el Art.  32 letra h) de acordar su convocatoria y fijar la fecha de su realización.

La firma de acuerdos inconsultos con otras fuerzas políticas. Tales son los acuerdos programáticos en materia de educación, reforma tributaria e institucionalidad política, los primeros con fuerzas de oposición y el último con Renovación Nacional. Independiente de la opinión que nos merezcan tales acuerdos son infracciones claramente establecidas en el Artículo 14 del estatuto, letras a), b) y d). A lo anterior se suma la política que hemos de seguir respecto al Partido Comunista cuestión que nunca ha sido debatida lo que no ha evitado que el Presidente se pronuncie en representación del PDC.

La intervención en la elección del Frente de la Juventud. Situación que ha quedado bastante clara dada la repetición de las elecciones que se llevará a cabo éste domingo. El Subsecretario Nacional, dirigente de confianza de la Directiva intervino en la elección de la JDC autorizando elecciones que no correspondían y realizando gestiones ante el Tribunal Supremo para evitar el ingreso de militantes al padrón, dicha intervención ha sido respaldada al no removerlo de su cargo transcurrido ya más de 4 meses. La situación descrita se agrava si consideramos que el mismo subsecretario estará a cargo del proceso éste domingo.   

II.            La Directiva ha actuado sistemáticamente en contra de los acuerdos del V Congreso Ideológico del PDC.

Este punto es quizás el más evidente de todos y la expresión más clara se dio en el transcurso del año 2011 en que el Presidente del partido asumió una ferviente defensa del lucro en la educación. Como Encargado Nacional Universitario de la JDC la situación me consta y pude apreciarla no solo en la Comisión de Educación que el senador integraba (hay constancia de esto en las actas) sino también en el Consejo Nacional del Partido y en una reunión con dirigentes universitarios de todo el país en que éste insistió en su postura. Como sabemos, el V Congreso estableció con claridad un rechazo al lucro en la educación, ¿Qué organización elige a un presidente que actúa contra sus objetivos?

No solo eso, en las instancias internas en que militantes de diversas tendencias han planteado debatir asuntos programáticos la respuesta del Presidente ha sido derechamente la censura, tal es el caso de la Junta Nacional de Noviembre del año pasado en que ante la presentación de votos políticos respecto a la convocatoria al VI Congreso y la política minera, pesquera y laboral del partido la actitud de Ignacio Walker y su Secretario Nacional fue poner a sus presentadores muy atrás en la lista de intervenciones eludiendo no solo la discusión sino también la votación bajo el pretexto de discutir tales asuntos en el Consejo Nacional, debate que por supuesto tampoco se llevó adelante.

Esta negativa a discutir temas de fondo se explica en el rechazo del presidente a lo que él llama el “ethos cultural de la DC” y su manifiesta intención de modificarlo[1] sustituyendo nuestra visión crítica del capitalismo por una que lo acepte y opte por humanizarlo.

Lo que explico ha llegado al punto en que en el debate entre los candidatos en el programa de TVN Vía Pública el Presidente manifestara que no habrá programa de la DC para las primarias y que ello se verá con posterioridad al 30 de junio. ¿Qué sentido tiene para el partido llevar un candidato sino es para plantear un programa y las ideas que lo representan?

Qué duda cabe que la identidad de la Democracia Cristiana es sin complejos, el que los tiene es el Presidente que los ha confesado académicamente y que elude el debate en las instancias que corresponden.


 III.            La Directiva ha mostrado el resultado electoral como lo que no es.

Es cierto que el PDC obtuvo más alcaldes, más concejales y detuvo levemente la caída electoral del partido en términos porcentuales. Pero no es cierto que el Partido haya obtenido un triunfo tan excepcional como señala reiteradamente el Presidente dado que éste se benefició de dos elementos: la realización de primarias en el bloque opositor que condujeron a que los candidatos representaran la unidad de éstos y la mayor influencia de sectores rurales y de regiones, grupos más favorables a la democracia cristiana en las elecciones, con motivo del cambio al sistema electoral obligatorio por uno voluntario. Ambos criterios difícilmente pueden atribuirse exclusivamente al rol de la Directiva y de su presidente.

A lo anterior debemos sumar que la elección parlamentaria y presidencial que se avecina tienen poco que ver con la elección municipal dado el perfil más político de los candidatos y de los temas en discusión. No olvidar que el año 2004 la DC obtuvo un triunfo inédito que no se reflejó en las parlamentarias del año siguiente a pesar de ser liderada por la misma Directiva.
                El Presidente haciendo gala de éstos resultados ha dicho reiteradamente que al partido le ha vuelto el alma al cuerpo, ¿de verdad hay camaradas que, con el pecho en el corazón puedan sostener que eso ha ocurrido en las comunas, en los sindicatos, en los liceos y universidades donde participan?

En fin, Ignacio Walker nos ha invitado a un plebiscito y las situaciones relatadas explican por sí solas la necesidad de que este domingo los militantes voten NO y opten por las que se presentan como alternativa. Es cierto que no habrá un cambio sustantivo de elegirse la Directiva de Aldo Cornejo por la cual me identifico, pero al menos reivindicará un cierto sentido común y la necesidad de hacer las cosas con más respeto y diálogo al interior de la Democracia Cristiana, que como he dicho, es lo básico que uno espera de su Directiva.



[1] El Futuro de la Democracia Cristiana, Ignacio Walker.